TABLA DE CONTENIDO

 

INTRODUCCIÓN   2

1. SITUACIÓN ACTUAL DE LAS COMUNIDADES INDÍGENAS DE APURE Y ANZOÁTEGUI 3

1.1 Indígenas de Apure.. 3

1.2 Indígenas de Anzoátegui 5

2. LAS COMUNIDADES INDÍGENAS Y SU ENTORNO NATURAL   7

2. 1 Actividades de subsistencia de los Indígenas del Estado Apure   7

2.2 Conflictos por el uso de los recursos.. 12

2.3 Actividades de subsistencia de los indígenas del Estado Anzoátegui 13

CONCLUSIONES   17

BIBLIOGRAFÍA   20

 

ANEXOS

LISTADO EXTENDIDO DE ESPECIES DE FLORA Y FAUNA UTILIZADAS POR LOS PUMÉ Y LOS HIWI DEL ESTADO APURE

LISTADO EXTENDIDO DE ESPECIES DE FLORA Y FAUNA UTILIZADAS POR LOS KARIÑAS DEL ESTADO ANZOÁTEGUI

 

 

 

INTRODUCCIÓN

 

FUDENA (Fundación para la Defensa de la Naturaleza) con el apoyo del GEF (Global Environmental Facility) Banco Mundial – PNUD está desarrollando un proyecto que tiene como objetivo contribuir con la protección y conservación de la biodiversidad de la ecorregión de los llanos venezolanos a través de la planificación de estrategias y la implementación de proyectos pilotos en alianzas con organizaciones públicas y privadas y la participación de actores civiles de la región.

 

Basados en esa premisa y como parte del diagnóstico socio – económico de la Ecorregión, se ha elaborado este informe sobre la etnobotánica y etnozoología de los Pumé[2] y Hiwi[3] del Estado Apure y Kariña del Estado Anzoátegui[4].  Éste constituye un primer acercamiento a la situación de estas comunidades con el fin de preparar el camino hacia una estrategia de participación que las involucre y las haga co – protagonistas en el proceso de construcción de la Visión y de formulación del Plan de Acción de Conservación de la Biodiversidad de los Llanos venezolanos.

 

Estas comunidades han estado viviendo un importante proceso de cambio en sus patrones culturales, pero siguen dependiendo, en gran parte directamente, de su entorno natural. ¿Cuáles son las especies de flora y fauna que utilizan?, ¿con cuál finalidad?, ¿cómo las obtienen? entre otras, son las preguntas centrales a las que responde este informe.

 

La información recopilada proviene en su totalidad de fuentes secundarias obtenidas después de un trabajo exhaustivo de revisión bibliográfica realizado en las bibliotecas de distintas organizaciones e instituciones que poseen información antropológica de gran relevancia. Éstas bibliotecas son: Marcel Roche del IVIC; Instituto Caribe de Antropología Social; Biología Experimental, Herbario Ovalles y Efraín Hurtado (de la Escuela de Antropología) de la Universidad Central de Venezuela (UCV); Universidad Católica Andrés Bello (UCAB) y algunos trabajos inéditos o de difícil acceso facilitados por los profesores Filadelfo Morales y Daisy Barreto de la Escuela de Antropología de la UCV. 

 

Esta información fue  trabajada por Estados y no por etnias, para poder mostrar una perspectiva general del uso de los recursos tanto en Anzoátegui como en Apure. El informe se dividió en tres partes: la primera, Situación Actual de las Comunidades Indígenas de Apure y Anzoátegui, en la que se describe, en términos generales, el patrón de asentamiento de las comunidades, cuáles son, donde están ubicadas y los datos demográficos de cada una de  ellas. La segunda, denominada Las Comunidades Indígenas y su Entorno Natural, describe sus actividades de subsistencia, dónde se encuentran los recursos que utilizan, cuáles son esos recursos y cuáles usos les confieren. La tercera, Las Conclusiones en las que se sintetizan los resultados obtenidos del análisis de la información.


1. SITUACIÓN ACTUAL DE LAS COMUNIDADES INDÍGENAS DE APURE Y ANZOÁTEGUI

 

Uno de los aspectos clave para entender la relación actual entre las comunidades indígenas de los llanos venezolanos y su entorno natural, es el contacto que éstas han mantenido con la población criolla. En general, los trabajos etnográficos realizados tanto en Apure, como en Anzoátegui,  hablan de los significativos cambios culturales que este contacto ha generado en las comunidades indígenas. Sin embargo, los procesos han sido diferentes en cada Estado y por ende los resultados también. En el Estado Apure  se ha acelerado el proceso de sedentarización y la actividad agrícola ha ganado importancia como actividad de subsistencia. En el Estado Anzoátegui el desarrollo de la industria petrolera ha propiciado el ingreso de una parte de la población indígena, principalmente masculina, a los mercados laborales propios de la economía moderna, así como también ha influido en la  transformación de la concepción de la actividad agrícola, la cual ha  comenzado a desarrollarse, en algunas comunidades, en forma de monocultivos extensivos con la finalidad de abastecer la demanda alimenticia que se ha generado en la zona.

 

1.1 Indígenas de Apure

 

Desde mediados del siglo XX,  el Estado Apure ha estado sufriendo un proceso de ocupación de los terrenos tradicionalmente Pumé, por parte de la población criolla. Este proceso ha influido significativamente en la incorporación de los indígenas en las actividades agropecuarias que se llevan a cabo en los hatos criollos, lo que a su vez, ha propiciado una modificación de las actividades de subsistencia tradicionales y una reubicación de las comunidades Pumé. A este proceso de reubicación o movilización se refiere Mitrani (1988) cuando menciona que "Para principios de este siglo [siglo XX], gran parte de los Pumé vivía probablemente al sur del Capanaparo y, posiblemente, en zonas vecinas al río Meta (…) creemos que los movimientos de la población Pumé y el probable traslado de ésta desde el sur hacia el norte están ligados, en gran medida, a la fundación de nuevas haciendas y a la consecuente necesidad de disponer de mano de obra" (pág. 162). Por su parte, Ramia (1962)   hace mención del desplazamiento de algunos  Pumé hacia el norte del Estado, específicamente hacia Guachara. 

 

Dados estos desplazamientos, en el presente se definen cuatro zonas de población Pumé de acuerdo a su ubicación geográfica (Mitrani, Op. Cit) (ver Anexo N° 1):

 

1)     Arauca - Cunaviche en el norte del Estado;

2)     Capanaparo - Riecito en el centro;

3)     Cinaruco y Brazo Cinaruco en el sur; y

4)     Las sabanas interfluviales, comprendidas entre los cursos medios del río Capanaparo y del río Cinaruco

 

En cada una de estas zonas se asientan un conjunto de comunidades cada una de las cuales constituye una unidad económica, política y social. Sus habitantes a menudo están unidos por lazos de parentesco y poseen su propio territorio de caza, pesca y horticultura. Las comunidades se relacionan con los pueblos cercanos, pero rara vez establecen relaciones con los pueblos más distantes. (Mitrani, 1971) Así también, muestran diferentes niveles de aculturación dependiendo del grado de aislamiento en el que se han mantenido.  En ese sentido, las comunidades más aculturadas son las del Arauca - Cunaviche y del Capanaparo - Riecito, puesto que son las que han estado en contacto permanente con la población criolla; incluso en la actualidad parte de su población trabaja como mano de obra agrícola estacional o permanente en hatos criollos. Según Mitrani (1988.) esta asimilación de los indígenas ha traído como consecuencia el desmejoramiento de su calidad de vida  y en efecto, han pasado a formar parte de la población en condiciones de pobreza en el ámbito rural.

Por su parte, los Pumé del Cinaruco, principalmente los Capuruchano que se encuentran en las sabanas interfluviales entre los ríos Capanaparo y Cinaruco, han  permanecido en un mayor estado de aislamiento, lo que les ha permitido conservar sus prácticas tradicionales. "Los Capuruchano, cuyo territorio se extiende en las proximidades del caño Naura y La Macanilla (afluentes del Capanaparo) y del brazo Cinaruco (afluente del Cinaruco), representan la fracción mejor preservada de la etnia. Ciertos pequeños grupos seminómadas no han tenido jamás contacto directo con el mundo criollo" (Mitrani, 1988; 186).En este mismo sentido Antolínez (1974) establece que “Hay  diferentes niveles de transculturación entre los Pumé: se considera avanzada entre los de la sede de Riecito y la región de Guachara, gracias a la influencia de aquel Centro Indigenista y de tres Escuelas Unitarias Estatales de Palmarito, Fruta de Burro y el Mortero en las cercanías de Guachara (...) La transculturación es incipiente, en cambio, para los demás grupos apureños” (pág. 35).

 

Con relación a este Centro Indigenista debe decirse que fue creado como una iniciativa gubernamental para satisfacer algunas necesidades de las comunidades Pumé y para la década de los setenta se encontraba en funcionamiento. Según Mitrani (1971) en el Centro se encontraban albergadas 30 familias nómadas que se habían desplazo debido al invierno. Estas familias recibían educación, ayuda técnica, etc. con el fin de integrarlos a la economía regional. Sin embargo, dos décadas después, es decir en los noventa, este Centro estaba completamente abandonado.

 

En términos demográficos, según el último Censo Indígena (1992), los Pumé constituyen  un grupo de 5883 individuos, lo que representa el 86% de la población indígena del Estado.  La mayor parte de sus comunidades se encuentra en orden de importancia, en los municipios Rómulo Gallegos,  Achaguas y Pedro Camejo en las riberas de los ríos Cinaruco y Capanaparo, por lo que una parte de ellas se encuentran asentadas dentro de los linderos del Parque Nacional Cinaruco – Capanaparo.

 

En el Estado Apure, también se asientan algunas comunidades indígenas de la etnia Hiwi, aunque según establecen Metzger y Morey (1983), la mayor parte se encuentra en la Vichada colombiana; las comunidades Hiwi venezolanas se han trasladado hacia las riberas del Orinoco y el Manapiare a causa de la violencia en Colombia y de la colonización de los llanos. Según el Censo Indígena (1992) la población Hiwi en el Estado Apure es de 726 individuos, incluyendo a los Cuiva, lo que representa  aproximadamente el 12% de   la población indígena total de este Estado. El estudio más reciente sobre esta etnia fue realizado por  Nelly Arvelo et. al el año 1988 en el que se determinó que se encuentran  distribuidos principalmente en dos asentamientos denominados Barranco Yopal y Carabalí, situados en la margen derecha del río Capanaparo a unos 30 Km. al Sur de Elorza, en los habitan de manera semi - permanente.

 

El proceso de contacto entre los criollos y los Hiwi comenzó a mediados de los años 50 (Arvelo et. al., 1990; Coppens, 1975) por medio de Marcelo Tapia, ganadero dueño del Fundo Carabalí, quien desde su llegada entabló relaciones con estos indígenas en la zona del Capanaparo. Entre los años 1965 y 1966 los Hiwi fundaron el asentamiento El Manguito (cuyo nombre fue cambiado por el de San Esteban del Capanaparo a finales de 1968)  en los alrededores del fundo,  en el que comenzaron  a trabajar en  actividades agropecuarias y a intercambiar su mano de obra por artículos industrializados. Además del Manguito, Coppens (Op. Cit) identificó otra comunidad establecida sobre el río Capanaparo, llamada el Pozón[5],  cuyos habitantes al igual que los de San Esteban  prestaban mano de obra barata a un fundo cercano.

 

Más o menos durante el mismo período de tiempo, a mediados de los años sesenta, algunas comunidades Hiwi del río Riecito  se trasladaron a las cercanías del fundo Carabalí, estableciéndose en dos asentamientos; uno de ellos muy cercano a los linderos del fundo y el otro, denominado el Paso a 40 kilómetros del mismo.  Durante la década de los 80 se desarrollaron una serie de guerras entre estas comunidades cercanas al fundo Carabalí las cuales se desplazaron de manera que, en 1984 la comunidad de El Paso se reintegró a la población Hiwi ubicada en las inmediaciones del fundo Carabalí  y en 1987 la comunidad de San Esteban  se reubicó en las cercanías del Caño Rosario nombrando a su nuevo asentamiento  Barranco Yopal.

 

A mediados de los 70, la Oficina Central de Asuntos Indígenas estableció un núcleo indigenista en el fundo Carabalí, el cual ejerce una gran influencia sobre el asentamiento cercano al fundo, cuyos habitantes tienen acceso a “un aljibe, una escuela, instrucción agropecuaria, atención médica y transporte para Elorza en casos de emergencia” (Arvelo Op. Cit; 54). 

 

1.2 Indígenas de Anzoátegui

 

Durante el siglo XX el Estado Anzoátegui sufrió un acelerado proceso de desarrollo a causa del incremento de las actividades agroindustriales y, fundamentalmente, por el establecimiento de la industria petrolera en la Mesa de Guanipa a partir de la década de los 30. Este desarrollo generó una serie de impactos en los usos y costumbres de las comunidades Kariña, comenzando por el  patrón de asentamiento. Éste tradicionalmente ha sido de  tipo disperso, es decir, "comunidades formadas por casas dispersas en un área no muy extensa, habitadas por familias extendidas" (Amodio et. al., 1991; 9) [6], por razones de sostenibilidad. Es decir, tradicionalmente los Kariña se han asentado de forma dispersa para mantener el equilibrio entre las presiones antrópicas sobre los recursos y la capacidad de regeneración de éstos. Pero durante los siglos XVII y XVIII este patrón fue modificándose  bajo la presión misionera y militar y algunas comunidades comenzaron a agruparse en aldeas, otras se mantuvieron dispersas y otras desaparecieron.

 

Durante el siglo XX, con el desarrollo industrial del Estado  se construyeron vías de penetración y se aceleró el proceso de desarrollo rural a través de factores como  la construcción de viviendas rurales y la dotación de los servicios básicos a las comunidades. Amodio habla de la influencia que ha tenido este proceso de desarrollo rural en el patrón de asentamiento de las  comunidades Kariña: "Este proceso de nucleamiento, comenzado en el siglo XVIII, se afianzó en la década de  1970, acelerándose progresivamente en los últimos años a causa, sobre todo, de la oferta del Estado de construir "viviendas rurales", dentro de planes de mejoramiento de la vivienda campesina. De esta manera, aunque las "viviendas rurales" no están adaptadas al medio y responden poco a los modelos culturales kari'ñas, tenerlas se ha convertido en un valor y, por esto, también las comunidades con patrón de asentamiento disperso aspiran obtenerlas de las instituciones estatales" (pág. 9).

 

Carrero (1997) explica en un caso concreto, el de la comunidad Kariña de Mapiricure, cómo este proceso de desarrollo rural ha determinado su conformación y localización actual. Según describe, el Instituto Agrario Nacional (IAN), en la década de los 70, construyó una serie de viviendas rurales no en el sitio originario de la comunidad, sino entre los ríos Guanipa y Mapiricure. Inicialmente estas viviendas eran utilizadas por los indígenas sólo para pasar las noches, mientras que durante el día se desplazaban al lugar en el que tradicionalmente habían vivido. Sin embargo, con el paso de los años se fueron acostumbrando a su nueva forma de vida y fueron estableciéndose permanentemente en lo que hoy en día es la comunidad de Mapiricure. Con el inicio de las actividades petroleras en los alrededores de dicha comunidad se construyeron mejores vías de penetración, nuevas casas y se establecieron los servicios de acueductos rurales y energía eléctrica.

 

Denevan y Schwerin (1978), utilizando como ejemplo las comunidades de Cachama y Mamo, también reseñan estos cambios culturales y describen distintos niveles de asimilación a la dinámica propia  de la población criolla. Los agricultores de subsistencia de Cachama apenas participan en la economía moderna de la Región, puesto que ningún indígena ha sido empleado por la industria petrolera y aunque la actividad comercial ha tenido un efecto en el consumo, no ha generado cambios importantes en los patrones de subsistencia básicos. Por el contrario, en Mamo, situada dentro del área de influencia de Ciudad Guayana, un número significativo de hombres jóvenes tienen asegurado el empleo en la industria del acero en Matanzas y en otras industrias cercanas.

 

En términos geográficos y demográficos en el estudio más reciente sobre los Kariñas del Estado Anzoátegui (Amodio et. al,1991), se describe que se encuentran divididos en 34 comunidades, de las cuales el 75% viven definitivamente agrupadas en aldeas, en los Municipios Freites, Miranda, Monagas e Independencia (ver Tabla Nº 1 y Anexo N°2). Según el Censo Indígena (1992) la población Kariña es de 6610 individuos lo que representa el 95% de la población indígena del Estado.

 

Tabla Nº 1. Comunidades Kariña en el Estado Anzoátegui

Comunidades

Municipio

 

Cachama, Las Potocas, Bajo Hondo, Sta. Rosa de la Mongolia, Tabascaña I, Tabascaña II, Mapiricure, Caico Seco, Barbonero, Mare - Mare, Santa Rosa de Tácata

Freites

 

Santa Cruz de Cachipo

Miranda

 

Santa Clara de Aribí, El Guasey, El Merey, Vallecito

Monagas

 

Tabaro, Pueblo Nuevo, Mamo Arriba, Palital, Macapaima

Independencia

Fuente: Amodio et. al. (1991) La situación actual de los kari'ñas. Caracas: IVIC – MLAL


2. LAS COMUNIDADES INDÍGENAS Y SU ENTORNO NATURAL

 

En este apartado se describen las características principales de las actividades de subsistencia de los Pumé, los Hiwi y los Kariña. En términos generales para estas comunidades indígenas el entorno natural forma parte central de su mundo religioso. Dicho entorno está regido por una serie de espíritus, poseedores de poder y sabiduría, que pueden beneficiar o hacer daño a los hombres. Esto hace que su cosmovisión sea diferente a la de la población criolla, la cual percibe a la naturaleza de forma secularizada y pragmática; es decir, un medio que se posee y que debe ser aprovechado para obtener determinados beneficios. Sin embargo, en este apartado no se profundiza sobre las creencias religiosas asociadas al entorno natural, sino que se mencionan los recursos (de flora y fauna) que utilizan, los lugares donde los consiguen y los usos que les confieren.

2. 1 Actividades de subsistencia de los Indígenas del Estado Apure

 

Los trabajos etnográficos realizados sobre los Pumé de Apure, los cuales abarcan un período aproximado de 50 años de estudio, muestran el proceso de profundización en el conocimiento de sus patrones de subsistencia. El primer estudio realizado durante el siglo XX es el de Vicente Petrullo (1939) quien describe a los Pumé como nómadas que se movilizan  de un lugar a otro por agotamiento de las presas de cacería y por la acumulación de desechos alrededor de sus campamentos provisionales. Años después, Le Besnerais (1948) describe dos  patrones de subsistencia alternantes, asociados a los cambios estacionales "Durante el verano son nómadas. Su área de recorrido es el Capanaparo y los lugares de sus campamentos provisionales son las mismas playas de río, puestas al descubierto por la baja de sus aguas. (…) Al contrario, durante el invierno, la abundancia de aguaceros les obliga a construirse viviendas, a fin de protegerse, y llevar, al mismo tiempo, una vida más sedentaria" (pág. 14). Además, este autor menciona el inicio de las prácticas hortícolas y de cría de pequeña escala, en las comunidades Pumé del Capanaparo, como consecuencia del contacto con los llaneros criollos.

 

Durante la década de los 60, Leeds (1960, 1961, 1964) confirma estas observaciones sobre la realización de actividades hortícolas e incluso las considera como las de mayor importancia, siendo la siembra de yuca, maíz, plátanos entre otros cultivos menores es la actividad económica más importante. Sin embargo, hay que destacar que se refiere únicamente a los Pumé del Cinaruco.

 

Finalmente, Mitrani (1988) describe que un gran porcentaje de la población masculina Pumé, fundamentalmente de las comunidades más transculturadas, realiza trabajos estacionales en los hatos vecinos; la importancia de la horticultura ha ido creciendo a medida que los indígenas se han visto cada vez más restringidos en la realización de sus actividades tradicionales, debido a la ocupación de las tierras por parte de ganaderos criollos; la cacería se ha hecho cada vez más problemática para las comunidades:

 

"Las zonas de caza de los bosques de galería que han sido anexados a los hatos les están prohibidas; con frecuencia también se les  niega acceso a numerosos puntos de la sabana donde el ganado se deja, en superficies inmensas, en un estado de semilibertad. Quedan las zonas interfluviales, a menudo distantes, que tienden también a convertirse en terrenos de pastoreo para el ganado. En cuanto a las sabanas de Riecito que constituyen una zona reservada para los indígenas, son relativamente pobres en caza." (Mitrani, 1988; 166).

 

También en el estudio realizado por el IAN (s.f) se menciona esta disminución de la cacería, como consecuencia del asentamiento de la población criolla en esta zona:

“Anteriormente la caza y la pesca eran numerosas, porque la población era exclusivamente indígena y los territorios de caza prácticamente no tenían límites. Pero en la actualidad estas actividades están perdiendo terreno ya que las tres comunidades [Capanaparo, Cinaruco Medio y Guachara], están rodeadas de haciendas donde los indios no tienen permiso de cazar” (IAN, s.f; 12 )

 

Sin embargo, todavía un gran porcentaje de los alimentos que consumen los Pumé proviene de la caza, la pesca y la recolección. Estas actividades se encuentran asociadas a los cambios estacionales, los cuales determinan no sólo la importancia que se le otorga a cada una, sino también el espacio físico en el que se realizan. Durante la época de sequía los animales tienden a concentrarse en las proximidades de los ríos y en los lugares de la sabana donde quedan remanentes de agua formando lagunas (Petrullo, 1939).  Y aunque implica un mayor desplazamiento, sabana adentro, por parte de los indígenas, la sequía facilita las actividades de caza en comparación con la época de lluvia cuando los animales se encuentran dispersos en la sabana.

 

También durante la sequía la pesca se intensifica porque con la baja de las aguas, las presas se encuentran más accesibles, pero la cacería de babas y tortugas se hace impracticable (Leeds, 1961). La recolección de productos vegetales y animales se convierte en la actividad más importante y, como describe Mitrani (1988), se practica en los bosques de galería a orillas de los ríos, cerca de los caños en la sabana húmeda y en la sabana más distante. Durante la estación lluviosa, la horticultura pasa a ser  la actividad más importante (Leeds,1961) y la caza y la pesca se desplazan hacia los ríos y las lagunas.

 

Físicamente los Pumé han tenido que adaptarse a dos ecosistemas bien diferenciados para su supervivencia, los bosques de galería y las sabanas que se encuentran más cercanas a las riberas de los ríos, donde se concentran la mayor parte de los recursos. Varios autores hablan de esta distribución:

 

"The gross geographical characteristics of the alternative desert - like and flood - covered Llanos cause all the best economic resources to be concentrated along the west - to - east flowing rivers in ribbons some kilometers wide. Most significant flora and fauna of economic use occur in these ribbons." (Leeds, 1960; 1).

 

"All resources are found within a narrow band about 4 – 5 miles between the Cinaruco river and the high sand dunes occurring in the interfluve to the north, in which only an occasional deer is found. Within these space three major resources are distinguishable: 1) the open savannas for hunting and gathering, (…). 2) The rivers and caños are used for water – animal hunting and for fishing. (…) 3) The wooded areas, themselves dispersed, included the gallery forests of smaller streams where flooding is limited but water and soil abundant and the montes occurring here and there in the mid – savanna. (…).”  (Leeds, 1961; pág. 18)

 

De forma similar a los Pumé, los Hiwi, también dependen de los bosques de galería y de las sabanas para su supervivencia, pero se encuentran mejor adaptados a estas últimas aún cuando en ellas la disponibilidad de alimentos es mucho menor. En la investigación realizada por Metzger y Morey (1983) se determinaron tres patrones de subsistencia dominantes para esta etnia: el cultivo seminómada y estacional, el cultivo sedentario en poblados y la caza y la recolección nómadas. Los Hiwi apureños son fundamentalmente cultivadores sedentarios. La carne es el alimento más preciado para estos indígenas, pero no constituye el aporte principal de la dieta. Según describen Arvelo et. al. (Op. Cit.), durante la sequía, los Cuiva[7] practican la caza de una serie de pequeños animales silvestres, pero en comparación con la pesca, esa actividad  tiene una importancia secundaria "A pesar de que los Hiwi han sido descritos a menudo como cazadores, la pesca proporciona una buena parte de las proteínas necesarias, y se torna cada vez más importante a medida que se extiende el cultivo y se hacen más sedentarios los poblados…" (Metzger y Morey, 1983; 146)

 

En cuanto a la recolección, es una actividad secundaria importante, siendo el método más utilizado la quema de la sabana, a través del cual se capturan los animales que huyen, así como también se recogen, una vez que se han apagado las llamas, los restos quemados de pequeños mamíferos, tortugas, culebras e insectos.  Este tipo de técnica la practican fundamentalmente durante la estación seca. Por otra parte, la cría ha crecido en importancia para ambas etnias, de manera que algunas familias de cada comunidad poseen gallinas y cerdos para el autoconsumo.

 

Por medio de las actividades de caza, pesca, recolección y horticultura, los indígenas Pumé y Hiwi de Apure hacen uso de una serie de recursos de flora y fauna que con mayor o menor  precisión  han sido descritos por los estudios etnográficos[8]. A partir de estos estudios, se elaboró una tabla resumen (ver Tabla N°2) con los recursos más utilizados por ambas etnias y los usos que les otorgan. De esta tabla puede concluirse que:

 

1)     Al menos 38 especies de plantas y animales del Estado Apure son conocidas por ambas etnias, éstas son (sus nombres comunes son mencionados en la Tabla N°2):

·        19 especies de animales (Caiman crocodilus, Dasypus novemcinctus, Tayassu tajacu, Hydrochaeris hydrochaeris, Sylvilagus floridanus, Tapirus terrestris, Podocnemis cayennensis, Iguana iguana, Agouti paca,  Myrmecophaga tridactyla, Zenaida auriculata, Colinus Cristatus, Podocnemis expansa, Tayassu pecari, Odocoileus virginianus, Serrasalmus sp., Cichla ocellaris, Potamotrygon spp., Electrophorus electricus)

·        19 especies de plantas cultivadas y recolectadas (Caspicum spp., Gossypium sp., Tephrosia sinapou, Ipomoea batatas, Costus arabicus, Banisteriopsis prob. caapi, Zea mays, Dioscorea alata, Ananas cosmosus, Musa paradisiaca, Nicotiana tabacum, Manihot esculenta, Mauritia flexuosa, Dracontium s.p, Marantha arundinacea, Calathea allouia, Astrocaryum jauari, Crescentia cujete.

·        La mayor parte de estas especies, tanto de animales como de plantas, son utilizadas como alimentos. Sin embargo, es de destacar el caso de la palma  Moriche (Mauritia flexuosa), la cual juega un rol fundamental en la subsistencia de los indígenas debido a la diversidad de usos que tienen: alimentos, construcción de viviendas, elaboración de flechas, entre otros

 

Tabla Nº 2 Recursos utilizados por las comunidades Pumé y Hiwi de Apure

Nombre científico

Nombre común

Usos

Fauna

Caza

Reptiles

Caiman crocodilus

Baba

Alimentación

Iguana iguana

Iguana

Alimentación

Podocnemis cayennensis

Galápago

Alimentación

Podocnemis expansa

Tortuga arrau

Alimentación

Mamíferos

Dasypus novemcinctus

Cachicamo

Alimentación

Tayassu pecari

Váquiro

Alimentación

Tayassu tajacu

Chácharo

Alimentación

Hydrochaeris hydrochaeris

Chigüire

Alimentación

Sylvilagus floridanus

Conejo

Alimentación

Tapirus terrestris

Danta

Alimentación

Agouti paca

Lapa

Alimentación

Myrmecophaga tridactyla

Oso hormiguero

Alimentación

Odocoileus virginianus

Venado

Alimentación