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PROGRAMA ANDES

Misión
>Promover, mediante un compromiso institucional a largo plazo y un enfoque adaptativo, el desarrollo sostenible para los andes orientales, a través de un ordenamiento territorial que tenga como elementos centrales la interconexión de las áreas protegidas, su manejo efectivo, con la participación activa y apropiamiamiento del proceso por parte de las comunidades locales y que los logros sean ampliamente conocidos y replicables en otras áreas prioritarias de la cordillera andina.

Visión
>La biodiversidad de los andes orientales de Venezuela está conservada, sus ecosistemas naturales están efectivamente manejados e interconectados, donde el desarrollo económico y social se hace apegado a criterios de sostenibilidad.

Qué queremos
>> Areas protegidas efectivamente manejadas (comó)
>> Interconexión de ecosistemas
>> Participación de comunidades locales
>> Compatibilizar usos y actividades hacia la conservación: desarrollo económico se hace apegado a criterios de sustentabilidad
>> Ordenación territorial
>> Servicios ambientales
>> Comunicaciones

Áreas de acción
>Andes orientales: desde río Santo Domingo hasta la depresión de Barquisimeto. incluyendo ramal de Calderas, Sierra de Portuguesa, Macizo de Guaramacal, Sierra de Barbacoa

>> Proyectos <<

Los Andes del Norte son un conjunto de ecorregiones propias de las partes altas de los Andes tropicales y de los valles intermontanos del occidente de Venezuela, Colombia, Ecuador y el norte de Perú. Cubre un área aproximada de 49 millones de hectáreas que se extienden a lo largo de 2,000 km desde la Sierra Nevada de Santa Marta (Colombia) y la Cordillera de Mérida (Venezuela), hasta el Abra de Porculla en la depresión de Huancabamba en el norte de Perú. Los límites geográficos de los Andes del Norte están determinados principalmente por tipos diferentes de vegetación y por barreras a la dispersión de especies los que a su vez son el resultado de diferentes condiciones de suelos y climas a lo largo del perfil montañoso de los Andes. Así, el límite altitudinal inferior del complejo varía a través del mismo: 500 m de elevación en las vertientes caribeñas del norte, 200-300 m en las pendientes hacia el Pacífico y 500-800 m en las vertientes orientales que miran hacia la Amazonía y la Orinoquía.

En 1998, el Programa de Conservación de los Andes del Norte desarrollado por WWF conjuntamente con sus asociadas en Ecuador (Fundación Natura) y Venezuela (FUDENA), considero oportuno desarrollar e implementar una estrategia de conservación para el Complejo Ecorregional de los Andes del Norte, con una amplia participación de los principales actores, centrada en la protección de la biodiversidad, dirigida fundamentalmente 7a lograr la conservación a largo plazo de asociaciones de especies terrestres y acuáticas de singular importancia, sus procesos ecológicos y evolutivos esenciales y demás fenómenos naturales. Con la visión de conservar a largo plazo comunidades, hábitats y asociaciones de especies de singular importancia para la ecorregión, garantizando la representatividad de subregiones distintas y de sus procesos ecológicos esenciales y fenómenos evolutivos, se identificaron aquellas áreas prioritarias de conservación, con la finalidad de proteger grandes extensiones de hábitats y biotas intactas, especies singulares y procesos ecológicos y evolutivos naturales. Entre las áreas prioritarias de conservación identificadas, la Sierra de Portuguesa y Ramal de Calderas (Venezuela) resultaron como áreas de alta prioridad para la acción en conservación, tanto por su condición biogeográfica como por su propensión a la fragmentación de sus bosques.

En el ámbito nacional, La Cordillera de Los Andes está representado por la Cordillera de Mérida, el ramal mas oriental de toda la Cordillera de los Andes, y constituyendo las estribaciones andinas como su último contrafuerte; que abarca desde el límite entre Colombia y Venezuela en el Estado Táchira, hasta la depresión de Barquisimeto en el Estado Lara y, la Sierra de Perijá a lo largo de la frontera colombo-venezolana en el Estado Zulia. Es una gran unidad biogeográfica, distinguible y única entre las demás bio-regiones venezolanas, y que guarda cierto grado de afinidad con otras unidades biogeográficas andinas. Se trifurca, precisamente en la mayor elevación de nuestra entidad, el Pico Cendé, en tres grandes ramales: la Sierra de Barbacoas, hacia el Norte, el Ramal del Rosario, hacia el Sur, y la Sierra de Portuguesa, la llamada "Quisuidi", o tierra de paujíes, como la denominaron nuestros verdaderos ancestros, en dirección al Noreste.

En un contexto más regional, la Sierra de Portuguesa constituye el extremo nor-oriental de los andes de Venezuela. La mayor parte de dicha extensión está caracterizada por tierras con fuertes a muy fuertes pendientes, elevados valores de precipitación, entre 1.000 y 2.500 milímetros (mm) anuales, principalmente en las vertientes que se exponen hacia el Sur, elevada fragilidad de los suelos, intensidad de usos agrícolas y niveles de ocupación poblacional y de demanda de agua relativamente altos. En ella también nacen numerosos cursos de aguas de una importancia vital para nuestra región entre los que destacan por su caudal los Ríos Portuguesa, Yacambú, Bucaral, Amarillo, Turbio, Sarare, Cojedes, Acarigua, Guache, Morador, Guanare y parte del Tocuyo.

La mayor parte de los suelos de la Sierra de Portuguesa, con excepciones mas bien locales o puntuales, paradójicamente se encuentran caracterizados como de clase VII, VIII y superiores, de Capacidad Agrológica de las Tierras, es decir, que la mejor vocación de las tierras rurales y mejores usos de dichos suelos deberían de ser el "forestal" y el de "conservación, ecología y protección del medio ambiente", según la Ley de Tierras. En ese sentido, en la Sierra de Portuguesa se han decretado hasta la fecha, por orden del Ejecutivo Nacional, cuatro Parques Nacionales: Terepaima (18.650 has.), Yacambú (26.916 has.), Dinira (40.000 has) y Guache (12.200 has. El cual incluye un sector en el Edo. Portuguesa ); y cuatro Zonas Protectoras: la de Barquisimeto-Cabudare (46.273 has.), la de la Cuenca aportante al embalse sobre el Río Yacambú (46.900 has.), la de la Cuenca Alta del Río Tocuyo-Sector "Dos Cerritos" (71.940 has.) y la de los Ríos Guanare, Boconó, Tucupido y Masparro (422.443 has.).

Poco más del 5% del territorio larense, está protegido por la figura de Parques Nacionales, en una región donde ya han desaparecido casi todos los bosques prístinos por debajo de los 1.000 a 1.500 m.s.n.m., proporción insignificante pero sin dejar de ser relevante, dado que en la mayor parte de nuestra entidad existen marcados déficit de humedad y de que todos ellos cubren exclusivamente nacientes de aguas que vierten tanto a la Hoya del Caribe como, principalmente, a la del Río Orinoco. Pero estas áreas no pueden verse o manejarse como simples manchas o "islas" individuales, sino que, para garantizar el libre flujo y dispersión de especies vegetales y animales, como el caso del oso andino (Tremarctos ornatus), que aseguren la permanencia y funcionabilidad de esos ecosistemas, deben mantenerse vinculados o interconectados en el tiempo y el espacio, de lo contrario, correrán el riesgo de degenerarse o irse degradando genéticamente en el futuro, producto de ese aislamiento biogeográfico. Se trata de una simple ley de la naturaleza.

Ese es el verdadero sentido y filosofía de los "Corredores Biológicos o Ecológicos", contemplados en la Ley de Diversidad Biológica de 1.999, y por tal razón, FUDENA se ha avocado a estudiar la factibilidad de interconectar a los Parques Nacionales Yacambú, Terepaima y Guache, ubicados en la Sierra de Portuguesa, como se ha avanzado ya en ese sentido, entre los Parques Nacionales de los Estados Táchira y Mérida. Igual tarea han emprendido otras naciones como Colombia, Brasil y Perú, pero la gran visión es conformar la verdadera integración ecológica Latinoamericana, mediante la materialización de corredores biológicos y áreas protegidas a todo lo largo de la Cordillera de Los Andes. Varios países de Centroamérica ya han puesto en práctica este modelo de gestión de áreas protegidas con el llamado Corredor Biológico Mesoamericano, conteniendo tanto valores naturales como culturales, logrando significativos avances.